El casco de seguridad es un equipo de protección personal, en forma de cúpula que se utiliza para resguardar la cabeza de golpes mecánicos, altas temperaturas y peligros eléctricos, entre otros riesgos.
Los materiales más utilizados para la elaboración de los cascos son policarbonato de alta densidad, polietileno de alta densidad y fibra sintética, entre otros.
Las partes del casco son armazón y arnés.
El armazón del casco de seguridad se compone de:
- Concha o casquete: elemento de material duro y liso que conforma la parte externa del casco.
- Visera: prolongación del casco de material transparente que cubre el área de los ojos.
- Ala: borde que rodea el casquete.
El arnés del casco de seguridad consta de:
- Banda de contorno de cabeza: liga flexible que sirve para sujetar el casco alrededor de la cabeza pasando por la frente.
- Banda de nuca: liga regulable que se ajusta detrás de la cabeza para sujetar el casco.
- Barboquejo: banda que se acopla bajo la barbilla para ayudar a sujetar el casco sobre la cabeza.
Algunos cascos traen incorporados protectores para las orejas; otros pueden tener lámparas para trabajos en lugares donde no hay suficiente luz, y los hay también con pequeños espejos retrovisores.
Los cascos de seguridad deben cumplir con estas características:
- El casco debe ser lo más liviano posible. No debe pesar más de 400 gramos.
- El arnés debe ser flexible, no irritar ni lesionar al usuario; por ello, son preferibles los de material tejido a los de polietileno.
- El armazón debe ser de color claro y tener orificios de ventilación.
Es importante tomar en cuenta que los cascos deben sustituirse cada tres años o siempre que presenten grietas, decoloración, o cuando hayan sufrido un golpe fuerte, aunque no presente signos aparentes de tener daños.